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domingo, 3 de enero de 2016

¿Trabajar fuera de casa o criar a los hijos?


Hola. Como algunos saben, la labor del ama de casa no es tarea sencilla, mayormente una se encarga de organizar el día para que todos los miembros de una familia puedan cumplir bien con sus funciones en las que se desenvuelven fuera del hogar, en la sociedad. Hay que elaborar comida, tener ropa limpia y planchada, ayudar a los niños con las tareas de la escuela, tener limpia y ordenada la casa, dar consejos oportunamente, estar al lado de los hijos para orientar, guiar, y tantas cosas más de mamá! Pero... no dejemos afuera a papá, él necesita los mimos y atenciones para salir contento a su medio laborar. Que bien hizo todo nuestro buen Dios.
Desde que decidimos, junto a mi esposo, apostarlo todo por la familia, vimos que no había mejor solución que "mamá" se ocupara como buena ejecutiva, del hogar, estando al lado de los hijos. Nunca me sentí denigrada por permanecer en la casa a la expectativa de lo que necesitaban los míos. Si, en cambio he notado el desprecio que manifiestan otras mujeres por tomar conocimiento de mi condición de ama de casa. ¿Porqué molesta? me pregunto.  Supongo que si han elegido trabajar fuera de la casa (mas allá de que sea por necesidad o por gusto nada mas) se han de sentir conformes porque están cumpliendo con algo que han decidido es para bien de sus vidas y de los que aman ¿o no? Puede ser que me equivoque, porque también he oído mucho decir que eligen trabajar para sentirse realizadas... ¿realizadas como mujeres? asi parece. Sin embargo, yo me siento realizada también como mujer y además como madre.  No porque haya elegido no ejercer mi profesión para criar a los niños, me siento menos realizada como mujer... para nada! Quiero escribirlo, es un modo de alzar mi voz en medio de un mundo de mujeres que elevan la bandera de la libertad deslindando responsabilidades a quienes no corresponde o pidiendo a gritos maten a los hijos de sus entrañas. porque no quieren tenerlos. La crianza de los hijos es pura y exclusiva responsabilidad de los padres. Es bueno ver como las tías y abuelas colaboran, ayudan a las familias a cuidar a los hijos... pero no les compete educarlos. Existen muchas situaciones en las que no exite otra salida en que la mamá deba salir a trabajar y se organiza de la mejor manera posible por los que ama, las admiro profundamente. Pido a Dios sea Él, su sostén y ayuda.
Pretendo, a través de este escrito, dejar de manifiesto que una mamá que decide quedar en casa para ayudar a crecer a los hijos y no delega su responsabilidad a un tercero, no es porque "no quiera trabajar", no pasa por ahí, es porque CREE, a conciencia, que una familia encaminada responsablemente en el amor, con la guía permanente, discreta y amorosa, forma buenos cristianos. No digo con esto que la mamá que trabaja fuera no sea buena educadora, digo que para mi familia ha sido bueno criar a los hijos a tiempo completo y nunca entró en mi, un pensamiento de frustración por no haber ejercido la profesión.
A veces, es cierto, no nos queda tiempo para salir como cuando éramos solteras y preferimos parar el reloj a medianoche para tener un reparador descanso. Es cierto! no conozco las tiendas de moda ni los restaurantes recientemente inaugurados, ni estoy al día de los chismes por fcb, pero puedo dormir tranquila teniendo a la familia unida gracias a Dios, siempre gracias a Dios, a quien todo le debo.
Siento mucho no poder recaudar mas material para el blog por las razones antes mencionadas, por ello he dejado vínculos de las páginas de confianza que les brindarán información al día.
Gracias a todos los amigos que desde hace tiempo alientan y apoyan a esta persona que con tan poco para dar ha recibido mucho de todos. Yo les encomiendo sinceramente cada dia en el rezo junto a mi familia.
Defiendan la vida y la familia, no hay otro camino, lo que te distrae y aleja de Dios es solo camino de perdición. Nunca estará bien matar a un niño o romper los lazos divinos del matrimonio... Dios nos bendiga e ilumine a todos

sábado, 24 de mayo de 2014

►La belleza de la mujer encinta



Tomás Melendo ofrece una respuesta cabal en su reciente libro San Josemaría Escrivá y la familia(*), glosando con su propia experiencia, el concepto que solía reiterar coloquial y oportunamente el fundador del Opus Dei: «Me da mucha alegría decir que la maternidad embellece. Hay algunas que por egoísmo, piensan, ¡que sé yo!, que se va a estropear su hermosura. Y no. Sois mucho más hermosas las que habéis tenido muchas veces ese don de la maternidad». 

(*) Tomás Melendo, San Josemaría Escrivá y la familia, Ed. Rialp, Madrid 2003, pp. 51-54. El autor -colaborador de Arvo-, es Doctor en Ciencias de la Educación y en Filosofía. En 1983 obtuvo la Cátedra de Metafísica de la Universidad de La Laguna y poco después se trasladó a Málaga, donde ocupa actualmente esa misma cátedra. Casado y padre de siete hijos, ha publicado más de cuarenta libros y casi un centenar de artículos, muchos de ellos sobre temas relativos al amor, el matrimonio, la familia y la educación. (e-mail:tmelendo@eresmas.net)

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sábado, 19 de enero de 2013

►Oración del P. Ceschi a Nuestra Señora de la Dulce Espera



A Nuestra Señora de la Dulce Espera
MARÏA, de la Dulce Espera,
de los sueños tiernos y la esperanza larga;
Bendigo tu maternidad Divina, 
maravilla de DIOS en tu cuerpo de mujer.
Desde hace un tiempo yo también
espero un hijo del amor.
Siento que todo se transforma en mi
y una Vida nueva
teje DIOS en mis entrañas.
Te la ofrezco desde ya
con todos los cuidados,
con toda la ternura y la esperanza
de este tiempo lindo que el SEÑOR me dá.
MARÏA, de la DULCE ESPERA,-
haz que en ésta espera de nueve lunas,
sienta la dulzura de parecerme a TÏ.
Acompáñame, fortaléceme.
Y, al llegar el tiempo de decir:
¡YA NACE!
pueda ofrecerte como regalo nuevo
el primer llanto de mi bebe nacido
y mi gozo grande de mamá felíz.

Autor: Padre CESCHI






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viernes, 27 de enero de 2012

►La mamá mas mala del mundo




LA MAMÁ MÁS MALA DEL MUNDO

Yo tuve la mamá más mala del mundo. Mientras que los otros niños podían irse a la escuela sin desayunar, yo tenía que comer todo el cereal, el huevo y el pan tostado. Cuando los demás niños tomaban refrescos gaseosos y dulces para el almuerzo, yo tenía que conformarme con comer siempre comidas nutritivas.

Mi madre insistía en saber todo lo que hacíamos y donde estábamos, parecía que estábamos encarcelados; tenía que saber quiénes eran nuestros amigos. Insistía en que, si decíamos que íbamos a tardar una hora, de hecho tardáramos una hora y no dos.

Me da vergüenza admitirlo, pero hasta rompió la "Ley contra el trabajo de los niños menores", e hizo que laváramos los trastos, tendiéramos nuestras camas, aprendiéramos nuestras tareas de la escuela y muchas cosas más; hasta creo que se quedaba despierta por la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer, tan sólo por molestarnos: Que lávate los dientes, cepíllate el cabello, respeta a los mayores, obedece...

Siempre insistía en que dijéramos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Así, entre tanta crueldad, transcurrió mi infancia. Para cuando llegamos a la adolescencia y fue más sabia, nuestras vidas se hicieron aún más miserables. Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo, nos avergonzaba hasta el extremo de obligar a nuestros amigos a llegar hasta la puerta de la casa para preguntar por nosotros.

Pasaron los años y resulta que todos sus hijos somos felices. Hemos sabido superar las dificultades de la vida y desarrollar magníficas relaciones tanto en la familia como en la iglesia y en nuestros trabajos. ¿A quién debemos culpar de nuestra situación actual?

Tienen razón, a nuestra "Mala Madre".

Verán lo que nos hemos perdido: Nada que valga la pena.  

Hemos descubierto que nuestra "mala madre" es en realidad la mejor del mundo. Gracias a ella mis hermanos y yo nos hemos propuesto continuar el camino trazado por Jesús: Vivir para servir. Así es el amor.  "Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo" (Salmo 41). 

Estamos tratando de educar a nuestros hijos como lo hizo nuestra madre. Estoy llena de orgullo cuando mis pequeñitos me dicen que soy "mala". Sonrío recordando mis propios arrebatos de cólera y le doy gracias a Dios por haberme dado a la "Mamá más mala del mundo".

Si su madre fue tan mala como la mía, ¿no cree que usted debería expresarle su mas profundo agradecimiento?

-Autor desconocido, adaptación del Padre Jordi Rivero.





►Razones para amarte MAMÁ

Un lindo escrito que enviaron a mi correo. Con amor se los comparto para que puedan dedicarlo.
Saludos y que Dios los bendiga
Laura


martes, 24 de enero de 2012

►Juega con tus hijos para volver a ser niña





Jugar con un hijo, requiere de poner la inteligencia y la voluntad en esa tarea, en el momento que se debe. De lo contrario no resulta. Pero si estás decidida a hacerlo y sobre todo vivirlo, ni siquiera te fijarás en el espacio que tienes para hacerlo. Trata de que sea una rutina diaria, especialmente si eres mamá de un hijo único. Es el momento de poner tu creatividad a toda marcha. Si tu bebé tiene menos de tres años, si sólo tiene meses de nacido ¡Baila con él! Escoge música que puedas dedicarle y trasmitirle a través del calor de tu cuerpo. Cuando mi bebé tenía entre 6 meses y 2 años, siempre bailaba una canción que va así: “lindo capullo de arelí, porque tu sabes que sin ti la vida es nada para mí….”. Y a medida que cantaba la canción, más me abrazaba. Esto hizo, que los lazos de amor que me unen con mi hija se hicieran más firmes. Le daba seguridad, y ella a mí alegría y buen humor para disfrutar mi labor de mamá a tiempo completo. ¡Me hacía niña con ella!

Juega con tus hijos para conocerlos

Si quieres saber como son tus hijos desde muy pequeñitos, obsérvalos al hacer lo que a ellos más les gusta, ¡Jugar! Cada niño posee una individualidad particularísima y al jugar, expresan su propia forma de ser y lo que configurará las características de su personalidad. Puedes darte cuenta por ejemplo al jugar con tu hija de 4 años, si estará orientada a ser líder o seguidora. ¿Cómo? Observando la forma en que ella misma conduce sus juegos. Si te dice, “mami, tu serás la bebé y yo la mama”, ten la seguridad que estás ante una líder. Si por el contrario, necesita motivación para tomar acción, entonces notarás que deberás ir reforzando la confianza en sí misma. Esto lo puedes hacer simplemente indicándole que haga esto o aquello. Pensando en lo que es mejor para su desarrollo.

Conocerás el temperamento de tus hijos, al por ejemplo, jugar con bloques y observar el empeño que ponen al terminar cada figura que comienzan. Hay algunos que son testarudos y no paran si no terminan. Esto es bueno, ya que indica que tendrás un hijo perseverante. Si por el contrario, se da por vencido demasiado pronto, tendrás un motivo para trabajar sobre su voluntad, al hacerlo juntos. ¡Y no lo dejes ir, sino hasta que termine!

Todo esto, sólo puede hacerse y sobre todo descubrirse al jugar con ellos. Los hábitos como el orden, pueden enseñarse y sembrarse en sus primeros tres años a través de los mismos juegos. Cada vez que se termina de jugar, es necesario recoger y dejar todo en su lugar. ¡Qué regalo más maravilloso damos, cuando enseñamos el orden a nuestros hijos a través del juego! ¡Cómo crecemos como seres humanos a través de esa entrega que no es para todos, fácil!

Juega con ellos y hazlos descubrir su potencialidad inmensa para aprender. A través de los juegos, estamos enseñando a nuestros hijos a ser sociables, a compartir, a dar amor, a controlar las emociones. El pequeño está sediento de información y estimulación:

- Fuerte

- Clara

- Distinta

- Alegre e intensa

Inconfundible. (Puedes consultar la obra El desarrollo total del niño de Juan Valls Juliá para más conceptos como estos).

Al jugar con tus hijos estimulas fuertemente para la generosidad, ya que estás brindando tu atención y tu tiempo. Le perteneces a tu hijo en ese momento. Al dar instrucciones claras en los juegos, desarrollas su inteligencia y esto le lleva a desarrollar un sano autoconcepto de sí mismo. Se siente capaz.

Al jugar con tus hijos, pasas a ser un modelo de padre o madre diferente. El que hace una diferencia distinta en la vida de los mismos al dejar pasar el egoísmo y abrirse al amor en acciones concretas.

Al jugar alegre e intensamente, les estás enseñando lo que es disfrutar el don de la vida; lo que tiene de espectacular sentirse persona y sobre todo, le estás enseñando a sentirse feliz. Lo normal es que un niño a los tres años te exprese: “mami, papi, ¡Soy feliz!

Juega con tus hijos, no te canses de hacerte niña de nuevo con ellos. Enséñales la alegría que se encuentra al volcarse en los otros. Dales seguridad a través de tus tratos y tus atenciones firmes e impregnadas de sentido del humor. Tal vez, ahora mismo no verás los resultados…..pero dentro de diez años, la cosecha será abundante y buena. ¡Te lo aseguro!


SheilaMorataya-Fleishman 

►Investigadora en desarrollo infantil y humano



Ser madre es toda una profesión, aunque a veces realmente no nos demos cuenta de ello.


Hace unos meses atrás, cuando recogía a los niños del colegio una amiga se me acercó tan histérica como indignada.

"¿Sabes lo que tú y yo somos?" me preguntó.

Mi amiga recién venía de renovar su licencia de conducir en la oficina de transito. Cuando la oficial que tomaba los datos le preguntó cual era su ocupación, mi amiga no supo que responder. Al percatarse de esto la oficial que tomaba los datos le dijo, "A lo que me refiero -explicó la oficial- es a si trabaja usted o es simplemente una… "

"Claro que tengo un trabajo, -le contesto mi amiga-, soy una mamá". A lo que la oficial respondió, "No ponemos mamá como opción, vamos a ponerle ama de casa."

Había yo olvidado por completo la historia, hasta que un día a mi me pasó exactamente lo mismo, sólo que esta vez, en la oficina del ayuntamiento. La funcionaria era obviamente una mujer de carrera, eficiente, de mucha postura, y tenía el muy despampanante título de “Interrogadora Oficial”.

"¿Cual es su ocupación?" me preguntó.

"Soy Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas."

La funcionaria se detuvo, el bolígrafo quedó congelado en el aire y me miró como si no hubiese escuchado bien. Repetí el título lentamente, haciendo énfasis en las palabras mas importantes. Luego observé asombrada como mi pomposo anuncio era escrito en tinta negra en el cuestionario.

"¿Qué es exactamente lo que hace usted en este campo de investigación?" Me preguntó la mujer con una mezcla de admiración y curiosidad.

"Tengo un programa continuo de investigación con trabajo de laboratorio y de campo. Estoy trabajando para mi doctorado y ya tengo cuatro créditos. Por supuesto que el trabajo es uno de los que mayor demanda tiene en el campo de las humanidades y usualmente trabajo más de 16 horas diarias. Pero el trabajo tiene muchos mas retos que cualquier trabajo sencillo, y las remuneraciones son mucho más que económicas, también están ligadas al área de la satisfacción personal."

La funcionaria ahora me veía con mucho respeto, mientras completaba el formulario.

Una vez terminado el proceso, se levantó de la silla y personalmente me acompañó a la puerta.

Al llegar a casa, emocionada por mi nueva carrera profesional, salieron a recibirme tres de mis asociadas del laboratorio, de 13, 7, y 3 años de edad. Arriba podía yo escuchar a nuestro nuevo modelo experimental en el programa de desarrollo infantil (de 6 meses de edad), probando un nuevo modelo de vocalización.

¡Me sentí triunfante! ¡Le había ganado a la burocracia! Había entrado en los registros oficiales como una persona distinguida e indispensable para la humanidad, porque ser madre es todo lo que describí a la oficial ¡Y mucho más! La maternidad no tiene un título en la puerta, ni en las tarjetas de presentación, pero creo que toda mamá debería sentirse increíblemente orgullosa de ejercer la profesión que sostiene a la sociedad. Dicen que nadie es indispensable ¡Vaya que las madres lo somos!

Así que la próxima vez que te pregunten "¿Profesión?", ya sabes qué contestar.

SheilaMorataya-Fleishman 


►Se te nota en la mirada…







Un hijo es un lienzo, un jardín que está por diseñarse, un sueño que trabajar día a día. Un momento maravilloso, pero también una importante responsabilidad ante Dios.

Se nos ve en la Mirada. En la forma delicada de nuestras manos, en el calor de nuestro seno. Lo llevamos marcado en el rostro, en la voz y en la sangre….fuimos creadas para preservar la raza humana, para ser la piedra fundamental. Nuestro nombre más sonoro es madre. La mujer que tocará con más fuerza que nadie la vida de un niño. Por eso el vocablo madre significa fuerza. Fuerza para llevar la vida en el vientre. Fuerza para enseñar a amar. Fuerza para asegurar los valores en el alma. Fuerza para educar. A la madre, corresponde pues , llevar de la mano y enseñar la belleza de ser persona.


Profundicemos un poco más


Se nos ve en la Mirada….Cuando una mujer está embarazada el brillo de sus ojos es algo extra-humano. Es un imán que nos atrae sin saber por qué, al proyectar una belleza diferente pues lleva una nueva vida en el vientre y se le nota en la Mirada. Por eso es necesario pensar un poco en lo que significa convertirse en una mujer-madre. Ya no se es más una mujer-soltera; una mujer-esposa. Se será una mujer madre y con ello se tendrá frente a sí la responsabilidad y deber más grande y sagrado de la vida. Ayudar a otro ser humano que será su hijo, su hija o sus hijos a que experimenten la vida como el campo de acción en el cual se aprenderá a vivir con responsabilidad y buscara aquello para lo cual se ha nacido por medio de los valores que a través del ejemplo puedan ir interiorizando. Por esto es importante y necesario que el valor más importante al convertirse en madre, una mujer sea de Dios.


La mano de Dios al educar


Cuando educamos a nuestros hijos teniendo a Dios como el valor más importante de nuestra vida y de nuestra familia, estamos educando para vivir desde la dimensión espiritual y por lo tanto más allá de uno mismo. El objeto de la religión es ayudar al hombre a ser lo que tiene que ser. La que siembra la fe, sin duda como nadie, es la madre. La mujer que vive una vida interior está más serena, más centrada y se nota a través de la intensidad de su Mirada, de el sentimiento que se trasmite con el trato respetuoso a cada hijo. Esto hace que ellos vayan adquiriendo la certeza de saberse amados, de sentirse únicos y dignos. Educar de la mano con Dios hace que no sea necesario explicarle al niño cuando llegue a cierta edad que Dios existe y que es su Padre, sino, es interiorizar en ese niño a través de la entrega diaria de mi "yo" hacia el "tú" como un día descubrirla y entenderá que su valor es único e irrepetible pues su rango pertenece a otra categoría. La que nos da el ser hijos suyos. Debido a la gran abundancia de información escrita, a la velocidad con la que se vive, a todo lo que se ve en la televisión y que se escucha en la radio, hemos visto como cada vez queda menos tiempo para detenerse e interiorizar cada tarea que la vida nos pide, le ayudemos a ejecutar. La mujer tiene una especial y misteriosa capacidad (que no suele encontrarse fácilmente en los varones) para recogerse, para ver dentro de ella misma y así escuchar a Dios. Si somos madres, es importante que escojamos un momento del día en un lugar "nuestro" para meditar sobre el rol que estamos desempeñando como madres en la vida de nuestros hijos, siempre con el objeto de mejorar para poder perfeccionarlos a ellos. Estaremos entonces educando, tomadas de la mano, con Dios, Nuestro Padre y Maestro. Ser la mujer que tocará con más fuerza la vida de un niño.Y para hacerlo con verdadera fuerza hay que comenzar a tocar y buscar en el sótano interior.


¿Qué significa ser madre para mí? ¿Cómo es el amor que doy? ¿Condiciono, soy egoísta, hablo constantemente de mis derecho? ¿En qué creo, que me mueve, cuales son mis compromisos para con el mundo? ¿Estoy constantemente viviendo un proceso de auto-educación o por el contrario me he acomodado? ¿Deposito la responsabilidad de educar a mis hijos en manos de terceros?


Todas estas preguntas invitan a tomar un tiempo que talvez no se tiene, para encontrar en que estamos fallando y sacar propósitos concretos para mejorar como educadoras de nuestros hijos. Hay cosas que impiden hoy en día ser madres de verdad, ser madres ponen toda su inteligencia, voluntad y corazón para serlo. Veamos algunos ejemplos:


1- El excesivo amor a una carrera profesional. El estar inmersa en perseguir el propio éxito. ¿Qué es? Egoísmo. Dificultad para ser generosas al ejercer la maternidad.


2- La excesiva preocupación por la ropa y las cosas materiales. ¿Qué hace? Trasmite anti-valores a nuestros hijos. Se les va enseñando inconscientemente que lo más importante son las cosas que se tienen y no lo que se es como persona.


3- Estar demasiado preocupadas por no tener el matrimonio perfecto. ¿Sus efectos? Nos deprimimos y una mujer deprimida no puede pensar en los demás con una mente clara.


4- Ver a los hijos como parte de la rutina. ¿Qué provoca? Que ya no haya creatividad al dar amor. Que se relajen los sentimientos y la voluntad al educar. Que la ilusión por tenerlos desaparezca.


Todo esto, nos debilita y hace que desaparezca nuestra fuerza. Pero hemos visto que el vocablo madre es precisamente lo que nos da la fuerza para conocernos a nosotras mismas, para exigirnos, para concientizarnos de la gran labor que cada día por delante tenemos. Un hijo es un lienzo, un jardín que está por diseñarse, un sueño que trabajar día a día, un Miguel Ángel que hay que sacar a la luz, una Madre Teresa que enseñe lo que es dar amor. Sólo podremos hacerlo teniendo ganas de ser madres diferentes, que vayan contra la corriente. Que encuentren que tienen un corazón cuyos latidos son de gigante y un alma que es tan extensa como el cielo que nos contempla cada día. Ser madre es un regalo, una vocación ultra-humana, un designio al que responder. Tómate unos minutos de tu tiempo para profundizar más en todo esto y descúbrete a ti misma el velo de tus ojos.

SheilaMorataya-Fleishman 

►La virtud en Femenino

Mas de mi escritora favorita... ¡Qué sirva! ¡Qué ayude en la hermosa tarea de ser MAMÁ!
Que sea nuestra santa madre María el vivo ejemplo de cada día. Que nos ilumine en este caminar.





La responsabilidad, el amor y la sencillez de corazón, son virtudes aprendidas con el ejemplo que das cada día como mujer que desempeña los más diversos roles, entre ellos, el de madre.


“¿Qué recordaran tus hijas de ti cuando les llegue el momento de convertirse en formadoras de sus propios hijos? Además del cuidado que puse en enseñarles amar a Dios, -me dirás- recordarán como aprendieron a amarlo con actos… sí, mis hijas recordaran que les enseñe a ser virtuosas”.



Enseñarles a ser mujeres de una pieza, íntegras, maduras, con una fe intensa y con un corazón limpio que pueda amar generosamente a los demás, es lo que como madres deberíamos de anhelar transmitir a nuestras hijas. La humildad, el amor y la sencillez de corazón no pueden ser mejor aprendidas que del ejemplo que tu das cada día como mujer que desempeña los más diversos roles, entre ellos el de madre. Ser laboriosas, sin actitudes maliciosas y justas en el trato, son cualidades que estoy segura quieres heredar a tus hijas. La disciplina, el orden, la perseverancia y responsabilidad son grandes surcos que tienes que formar en la educación de las mismas.

Debes pensar que esas niñas que hoy están creciendo, necesitan llegar a la vida adulta aprendiendo a vivir las virtudes humanas. ¿Qué clase de amiga serán si no les enseñas tu lo que es la sinceridad? ¿Quieres amiga, formar mujeres llenas de entereza, sólidas, firmes, alegres y sin miedo al esfuerzo e incompatibles con la frivolidad? ¿O prefieres tener hijas que no saben tomar decisiones, que se asustan ante el esfuerzo y van por la vida como tantos mediocres?

Amiga, es el momento de reflexionar seriamente sobre la manera en la que estas enseñando a tus pequeñas a ser virtuosas, buenas, nobles, humanas y responsables para la gran tarea de su vocación humana.

Virtudes, ¡virtudes! Como necesitamos mujeres valientes en nuestros días. Que pongan por alto en actos concretos la fuerza que proviene del amor. Pero, ¿Qué son las virtudes humanas? Y ¿cómo sacan de ti lo mejor que tienes para dar a los otros?

Santo Tomás de Aquino define la palabra virtud como un “acto operativo bueno”, es decir, que persona-mujer virtuosa, es aquella que siempre busca orientarse al bien y en todo lo que hace busca hacerse el bien para los demás.

El acto de repetir una y otra vez algo, como por ejemplo, poner los zapatos en su lugar cada vez que te los quitas, o poner en su lugar el cepillo de dientes en el mismo sitio que estaba antes de usarlo, le llamamos hábitos. La palabra hábito es la palabra moderna que se utiliza para definir lo que es la virtud. Y ¿como hacemos que nuestras hijas adquieran estas virtudes-hábitos en la medida en que van creciendo? Muy sencillo, repitiendo una y otra vez aquel “bien” que deseamos desarrollar en el carácter de nuestra hija. ¿Le costará? Por supuesto que sí, ya que estás desarrollando ejercicios de fuerza en la inteligencia y la voluntad.

Exigencia y Comprensión

“La caridad es paciente……y prudente”.

Pero para poder repetir actos tan sencillos como son:

- arreglar la cama al levantarse
- poner la toalla en su lugar después de bañarse
- recoger los juguetes después de jugar
- colocar el abrigo donde debe de estar
- colocar los platos en la lavadora después de comer
- hacer la tarea a la misma hora siempre…

Hace falta que haya alguien que exija, hasta convertir las rutinarias repeticiones en virtudes humanas, que le darán reciedumbre al carácter de tus hijas y harán su personalidad resplandeciente como lo son los colores del arcoiris en el cielo.

Tú das el ejemplo

“La virtud es un valor que se ha echo vida en nosotros”. ¿La vives tú?

¿Es posible llegar a tener hijos responsables, sinceros, ordenados y justos si no ven en nosotros el esfuerzo por alcanzar la virtud humana? Es buen momento amiga mía para que examines con sinceridad y valentía, como estas viviendo las virtudes en tu vida. ¿Qué tan ordenada eres?, ¿terminas siempre aquellas cosas que comienzas?, ¿se puede decir que tus hijas ven en ti un constante ejemplo de superación personal? ¿Luchas cada jornada por mejorar en aquellas áreas donde necesitas hacerlo? De tal palo tal astilla, sabemos que dice el dicho. Pues tu mejor que yo sabes, que tus hijas no podrán nunca dar aquello que no han recibido, aquello que no tienen.

Imagina por un momento a la madre del Redentor María. Trata de visualizarla en el cuidado y educación de su hijo Jesús. Mira e imagina en tiempo presente su casa, la manera en la que estaría ayudando a Jesús a crecer. También puedes ver como le enseño a ordenar sus juguetes, a tratar al prójimo y a poner la mesa. Trata de ver a María con su vestimenta habitual en casa, su arreglo personal, la expresión de su cara por el cansancio… ¿Cómo le trasmite todo esto a Jesús? ¿Por qué El la admira tanto? ¿Cómo serían las virtudes humanas de María?¿Cuánto has aprendido tu de ella?

La vida de la Santísima Virgen María estaba llena de un esfuerzo humano perseverante, se sabía amada y elegida por Dios, y como mujer de carne y hueso, tengo la seguridad que luchaba como cualquier otra mujer por enseñar las virtudes humanas a su amadísimo hijo Jesucristo. Claro esta, que el suyo era un esfuerzo humano elevado a la categoría de lo sobrenatural por la filiación divina que impregnaba todo su día.

María era la dulce y obediente esclava del amor. En ella encontrarás las enseñanzas que necesitas para enseñar a tus hijas a vivir el amor. El amor que siempre estará ordenado al bien tuyo, de ellas y de todos los hombres de la tierra.


SheilaMorataya-Fleishman 


Te dejo un saludo y un pensamiento para que compartas 




►Madres e hijas: Un compromiso de amor

Les comparto de SheilaMorataya-Fleishman, mi escritora favorita.
Tuve el agrado de cruzar pocas palabras con ella a través de mi canal de youtube... doy gracias a Dios por este encuentro.
Lean con atención sus palabras, nos conducen con sobriedad y dulzura, nos entusiasma! Avivemos el don de la maternidad para moldear inquebrantables personitas de fe a nuestro cargo.
Gracias Sheila, gracias querida lectora por dejarte llevar...
Dios te bendiga 






Cuando Dios nos concede el gozo de ser madres de una niña, tenemos con ellas un reto fundamental: enseñarles a cambiar el mundo.


¡Qué hermoso es saberse elegida por la gracia divina para preservar la raza humana! Amiga mía, tú y yo estamos hechas con potencias que naturalmente tienden a acoger, cuidar, custodiar, velar, formar y estar atentas al desarrollo de una nueva vida humana.


Cuando Dios nos concede el gozo de ser madres de una niña, el reto, la misión, la formación, el estado de perfección a plasmar en "ellas" será especialmente mayor, con más atención, concentración y olvido de una misma pues estaremos educando alma y corazón, inteligencia y voluntad para abrirse en su momento a la vida misma, pues como conciencia femenina, esa o esas niñas habrán sido educadas para ser visionarias y seguir sosteniendo y trasmitiendo el concepto de familia, como lo fue en su momento nuestra Santísima Madre cuando dijo "sí, quiero ser la mamá de Jesús".


Se nos pregunta a través de María, si queremos ser madres, si estamos en disposición de ceder nuestra libertad personal en pos de la instalación del reino de Dios en el mundo. ¡Qué privilegio extraordinario nos ha dado nuestro Padre! El don singular que Dios hizo a la Madre del Señor no sólo testimonia lo que podríamos llamar el respeto de Dios por la mujer: también manifiesta la consideración profunda que hay en los designios divinos por su papel insustituible en la historia de la humanidad. Antes que Jesús naciera se nos pregunta, a través de esta mujer llamada María, ¿cuánto quieres influir en la construcción de mi Reino? ¿Hasta dónde deseas ayudarme? ¿Quieres llevar la cultura de la fe, las tradiciones y valores a los hombres? ¿Quieres ser la sal de la tierra y la luz para las inteligencias?


Nuestra Potencia Biológica


Dentro de la ciencia es extensamente conocido que los aspectos bioquímicos femeninos son increíblemente sofisticados, solemos vivir más, tenemos un sistema inmunológico fuerte, nuestro metabolismo quema pocas calorías; y todo esto nos dice que Dios creó y formó a la mujer, sabía que sería la escogida para portar la vida. Llevamos la maternidad inscrita en nuestro cuerpo, somos la vasija, el ánfora que acoge a cada ser humano que nace y después de dar a luz permanecemos ahí para llevar a su desarrollo pleno a cada criatura. El hecho de estas características biológicas me dice mí que Dios nos concede la gracia de de ayudarle a extender su reino. No es necesario darle demasiadas vueltas: Dios nos ha hecho para ser madres.


Nuestra Potencia Psicológica


Como mujeres nuestra configuración psicológica también es muy especial pues llevamos a la sociedad, a la familia, a la empresa cualidades como agudeza de ingenio, intuición, ternura sin precedentes cuando se trata de consolar, capacidad para sembrar la fe, tradiciones y valores como nadie. La mujer católica según Enrique de Ossó es como el maravilloso conducto por el que el fuego del amor divino se comunicará al mundo. Nosotras somos las que sembramos en el fondo de las conciencias infantiles el amor auténtico a través de nuestra propia entrega. Es importante entonces que si eres madre de una niña, desde su más tierna edad siembres en ella valores como la empatía, la ternura, el espíritu de servicio, y la prudencia. Valores que le servirán para ir configurando una personalidad densa y firme que la destacará entre la masa. Es importante que hagas una revisión profunda de la forma en que tu misma estás viviendo estos valores, ya que con apenas cuatro años una niña ya está en la capacidad de mirar o no con compasión a los demás; de brindar ternura a un recién nacido; salir al paso para ayudarte a sacar las compras y ofrecer algo de tomar a sus amiguitos cuando llegan a visitarla.


Nuestra Potencia Espiritual


Como mujeres también tenemos la tarea de espiritualizar la sociedad. En nuestra época caracterizada por la velocidad y el vértigo hay muy pocas respuestas para el silencio interior. Por esto mismo es importante a que, como diría Santa Teresa de Jesús, nos "determinemos determinadamente" a ser mujeres que tengan una vida interior profunda para llegar a conquistar un corazón recio cuya característica fundamental será la generosidad al amar. Santa Teresa de Jesús, impecable conocedora de la psicología femenina decía que era de "corazón recio" y así quería a sus hijas "nada mujeres" dando a entender que no le gustaban las quejas y los comentarios que se achacan a menudo al mundo femenino.


Cuando somos mujeres orantes, comprometidas apasionadamente a tener ese "nudo" espiritual con Jesucristo nos convertimos en mujeres fuertes, con una fortaleza que va más allá de lo natural porque se apoya en la gracia y el poder de Dios. Esto nos capacitará para educar mejor a nuestras hijas, especialmente en el espíritu de sacrificio, espíritu del cual la sociedad moderna lucha por apartarnos mostrándonos que ser sacrificadas es estar alineadas o ausentes de personalidad. Cuando es todo lo contrario, si les enseñamos a nuestras hijas a sufrir con calma y abandono serán mujeres emocionalmente más fuertes y capaces. Es importante que les enseñemos con prontitud y convencimiento, que el sufrimiento es parte del proceso de la vida, es uno de los protagonistas de nuestro guión biográfico y que ofrecido a Dios por su reino nos ayuda a alcanzar la propia Santidad personal.




Si Dios te da hijas…


Si Dios te confía formar y preparar hijas para preservar nuestra raza humana, anímate, amiga, a darles una educación que las lleve a tener el valor de ir contra la corriente. Fomenta en las mujeres del mundo el querer amar con un Amor grande y radical; que sean valientes y fuertes a la hora del dolor; que imiten a las más grandes santas; que sean sencillas y celosas de su intimidad; que tengan un corazón abierto y generoso.


Pidámosle a Santa María, la Madre por Excelencia, que nos ayude a enseñarle a nuestras hijas a dárselo todo a Dios, y que nos lo enseñe a ti y a mí.




lunes, 26 de septiembre de 2011

"El milagro de una madre..."


Me llegó al correo... me gustó mucho mucho, lo transformé a video y lo comparto.
Dedicado con mucho amor para toda mujer que ha abocado su vida a ejercer maravillosamente el rol de madre.
Dios las bendiga a todas.

"Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer que siendo joven tiene la reflexión de un anciano y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud. Una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños. Una mujer que siendo pobre se satisface con la felicidad de los que aman, y siendo rica daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud. Una mujer que siendo vigorosa se estremece con el vagido de un niño, y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un león."

"Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan; pero después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios".

"De esta mujer no me exijáis el nombre si no queréis que empape con lágrimas vuestro álbum, porque yo la vi pasar en mi camino".

"Cuando crezcan vuestros hijos leedles esta página y ellos, cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí para vosotros y para ellos un boceto del retrato de su madre".

También el autor de esas líneas tuvo que admitir no haber logrado más que un boceto del retrato de su madre. Un esbozo, desde luego, pero que ya así cautiva el alma de un buen hijo. Y es que de una madre, basta un bosquejo para arrancar admiración, gratitud 
y cariño.

Creo que cada uno, aunque no seamos capaces de decir de nuestra madre todo lo que es para nosotros, siempre podremos darle las gracias por el milagro de serlo. Siempre estaremos en grado de demostrarle un poco más nuestro cariño por ser lo es. Y deberíamos rezar para que siempre lo siga siendo.


viernes, 9 de septiembre de 2011

"Ser Madre" - de Isabel Allende

Dios nos siga iluminando cada día para ejercer con mucho amor, confianza, optimismo, tesón y alegría nuestro rol de mamás.
Invocando a Dios, para que nos ayude a sostener firmes ante la adversidad, en tiempos donde vemos quieren instaurar una tenebrosa y macabra cultura de muerte gritamos: ¡¡no nos van a quitar el privilegio de amar transmitir la cultura de VIDA!! María Santísima, madre soberana, sé nuestra guía, sé nuestra luz de cada día!
Mujer... fuente de amor y de vida, no temas a la maternidad, un hijo es una bendición, aún en tiempos donde acechan los miedos ...
Abre los brazos al maravilloso DON de la VIDA.
Maternidad es donación de ti misma... 


"Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer puede convertirse en madre.
Dios la ha dotado a mansalva del "instinto maternal" con la finalidad de preservar la especie.
Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura.

Pero gracias al "instinto maternal" la mira embobada, la encuentra preciosa y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.

Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales,que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada.

Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche...

Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan a callar o le tiran la puerta en las narices, porque no están en nada..
Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando llega hacerse la dormida para no fastidiar.

Es temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se enamora, presenta exámenes o le sacan las amígdalas.

Es llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y sonreír cuando los ve sufriendo.

Es servir de niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía, confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.

Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan. Es decir que "son cosas de la edad" cuando la mandan al carrizo.

Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año : el Día de la Madre.

El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho.

Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano.

Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces."



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♥Consagración a la Virgen María

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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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